3 TRUE STORIES OF ABORTIONS with the legal pill
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Women deserve to know what really happens in all kinds of abortion.)
Abby’s Story
… I started to feel pain in my abdomen unlike anything I had ever experienced. Then the blood… was gushing out of me. I couldn’t wear a pad… nothing was able to absorb the amount of blood I was losing. The only thing I could do was sit on the toilet… for hours… bleeding, throwing up into the bathroom trashcan, crying and sweating. I used to watch shows about childbirth. I would see these women in labor… covered in sweat. I would always think, ‘Gosh, do they keep it hot in the delivery room, or what?’ But at that moment, sitting on the toilet, I knew it wasn’t from heat… it was from pain.
After several hours on the toilet, I desperately wanted to soak in the bath tub. …My bathwater was bright red. It looked like I was sitting in the middle of a crime scene …
I stood up…. I began to sweat again and felt faint…. Then I felt a release… and a splash in the water that was draining beneath me. A blood clot the size of a lemon had fallen into my bath water. Was that my baby?…. Then came the excruciating pain again. I… sat on the toilet. Another lemon sized blood clot. Then another. And another. I thought I was dying. This couldn’t be normal. Planned Parenthood didn’t ever tell me this could happen…. I decided that I would call them in the morning… if I didn’t die before then. It was around midnight and I had been in the bathroom for a good 12 hours.
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Kimi’s Story
In a book called “Choice,” Kimi Hemingway shares her story:
I was running to the bathroom in 10 minute intervals, soaking up thick pads, then screaming on the toilet while tissue, mucus, blood, [excrement], spilled out of me….
Heather helped me back to the couch. I felt wrung out, but it had only just begun. It was the last time that day that I made it to the toilet. The 5 feet between the couch and the bathroom seemed insurmountable, and when the convulsions, fever, and chills hit, my body thumped to the floor. I stayed there excreting fluids I did not know my body had onto the wood floor.
Sarah Terzo reports further about Kimi’s personal revelation:
When Hemingway, traumatized and exhausted, finally went back to the abortion facility, the abortion workers found her plight amusing. She got no sympathy. The physician’s assistant who examined her laughed, “You sure are a bleeder, aren’t you?” Hemingway left the abortion facility in tears.
Three months went by. Hemingway was still “bleeding through my clothes [and] wearing diapers.” She went to a doctor unaffiliated with the clinic, who diagnosed uterine and bladder infections and gave her antibiotics. The doctor told her that he had seen other women in a similar condition after taking the abortion pill.
Read more of Kimi’s story along with other women’s accounts here.
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Holly’s Story
Holly died after taking the abortion pill, so her tragic story is shared by her father:
I first heard of the mifepristone abortion pill, on September 17, 2003, the worst day of my life. A call came, earlier that morning, while I was at work.
A nurse told me my 18-year-old daughter, Holly, was in the hospital and in very serious condition. I asked “What was wrong?” She said, “Mr. Patterson, we’ll explain when you get here, be careful, come as quickly as you can.”
I sped to the hospital which was near the San Francisco suburb of Livermore, where Holly and I lived. Once there, I found her in the intensive care unit, barely conscious, too weak to talk, pale complexion, puffy faced, and struggling to breathe. …
While standing at her beside, the doctor came in and briskly explained, “We are doing everything we can for her, but she might not make it. These things sometimes happen as a result of the pill.” …
Holly died on the seventh day after starting the mifepristone/misoprostol medical abortion regimen and on the same day she was scheduled to return to Planned Parenthood for a follow up visit to make sure her abortion had been completed.
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3 HISTORIAS DE ABORTOS CON LA PÍLDORA LEGAL
Historia de Abby:
…Empecé a sufrir dolor en mi abdomen como nunca antes había experimentado. Luego la sangre… chorreaba fuera de mí. No podia retener una toallita… nada era capaz de absorber la cantidad de sangre que estaba perdiendo. Lo único que podía hacer era sentarme en el toilet… por horas… sangrando, vomitando en el inodoro, llorando y sudando. Yo solía ver programas sobre partos, veía esas mujeres en trabajo de parto… bañadas en sudor. Yo pensaba: “Uf, ¿hace calor en la sala de partos, o qué?” Pero en ese momento, sentada en el toilet, yo supe que no era por el calor…era por dolor.
Luego de varias horas en el toilet, desesperadamente quise sumergirme en la bañera…El agua era rojo brillante. Era como estar sentada en la escena de un crimen.
Me levanté… empecé a sudar de nuevo y me desmayé… Luego sentí alivio… y un chapoteo en el agua que drenaba debajo de mí. Un coágulo de sangre del tamaño de un limón cayó en el agua del baño. ¿Era ese mi bebé?... Luego vino el insoportable dolor de nuevo. Yo… me senté en el toilet. Otro coágulo del tamaño de un limón. Luego otro. Y otro. Yo pensé que estaba mueriendo. Esto no podia ser normal. Planned Parenthood ni siquiera me había dicho que esto podía pasar… Decidí que los llamaría en la mañana. Si no estaba muerta antes. Era cerca de la medianoche y yo había estado en el baño por unas doce horas.
[Nota: se podía haber muerto por desangre]
HISTORIA DE KIMI
En un libro titulado “Choice” (elección) Kimi Hemingway comparte su historia:
Estuve corriendo al baño en intervalos de 10 minutos, empapando compresas gruesas, luego gritando en el toilet mientras tejido, moco, sangre, excremento, se derramaba fuera de mí…
Heather (una amiga) me ayudó a volver al sillón. Me sentía atormentada, pero eso sólo empezaba. Fue la última vez que fui al toilet. Los 3 metros entre el sofá y el baño parecían irremontables, y cuando las convulsiones, fiebre, y escalofríos golpearon, mi cuerpo cayó al piso. Estuve allí, sobre el piso de madera, excretando fluidos que no sabía que mi cuerpo tenía. Sarah Terzo prosigue la historia de Kimi: When Hemingway, traumatizada y exhausta, finalmente fue al abortorio, los trabajadores allí encontraron su situación divertida.
No encontró simpatía. La asistente del medico que la examinó se rió: “Seguro que eres una “bleeder” (sangradora, o mejor dicho: sanguinaria), no?”. Hemingway dejó el abortorio llorando. Tres meses pasaron. Hemingway estaba todavía “sangrando a través de mis ropas y vistiendo pañales”. Ella fue a un doctor que no estaba afiliado a la clínica, quien le diagnosticó infección uterina y en la sangre y le dio antibióticos. El doctor le contó que él había visto otras mujeres en una condición similar después de haber tomado la píldora abortiva.
[Nota: hay gente descerebrada que no aprende. Kimi es pro aborto. No entiende que se podría haber muerto por infección y que su bebé sí murió por la cultura de la muerte]
LA HISTORIA DE HOLLY
Holly murió luego de haber tomado la píldora abortiva, así que su trágica historia es compartida por su padre:
Yo oí por primera vez de la píldora abortiva del misoprostol en septiembre 17, 2003, el peor día de mi vida. Tuve una llamada telefónica, temprano esa mañana, cuando estaba en el trabajo. Una enfermera me dijo que mi hija de 18 años, Holly, estaba muy grave en el hospital. Pregunté: ¿Qué pasó? Ella dijo: “Sr. Patterson, le explicaremos cuando llegue, tenga cuidado, venga tan pronto como pueda.”
Yo corrí al hospital que estaba cerca del suburbio Livermore de San Francisco, donde Holly y yo vivíamos. Ya allí, la encontré en cuidados intensivos, casi inconsciente, muy débil para hablar, pálida, la cara hinchada y luchando por hablar…
Mientras estaba a su lado, vino el doctor y me explicó enérgicamente: “Estamos haciendo todo lo que podemos por ella, pero probablemente ella no lo logre. ESTAS COSAS A VECES PASAN COMO RESULTADO DE LA PÍLDORA”…
Holly murió el séptimo día después de haber empezado el tratamiento abortivo de mifepristona/misoprostol, y en el mismo día que tenía agendado volver a Planned Parenthood para una visita de seguimiento, para asegurarse que el aborto había sido completado.
[Nota: lo resalté en mayúsculas]