03 Oct

PECADOS OPUESTOS A LOS MANDAMIENTOS SEXTO Y NOVENO 

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 Lección 21 de La Moral Católica. Editorial Luis Vives, 1954 Mis comentarios, en [  ].

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245.- Lo que se prohíbe en estos mandamientos.- Con estos dos mandamientos, Dios nos prohíbe todos los pecados contrarios a la castidad, es decir, la lujuria y todos los actos de impureza, tanto internos como externos. En el sexto nos prohíbe los actos externos de lujuria, las acciones impuras de todas las especies; en el noveno, los pecados internos, es decir, los malos pensamientos, la delectación y el deseo de esas acciones impuras. 

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 El noveno mandamiento no era necesario, puesto que no es lícito desear lo que está prohibido hacer; pero con él quiso Dios atajar el mal en su raíz. Es un antemuro para salvaguardar el sexto. Esta insistencia del Señor nos da a entender lo delicado y grave de esta materia. Nos lo advirtió Jesucristo cuando dijo: Del corazón salen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones… (Mat., XV, 19)

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“Esta es la voluntad de Dios –dice San Pablo-… que os abstengáis de la fornicación y que sepa cada uno de vosotros usar del propio cuerpo santa y honestamente:… Dios no nos ha llamado a inmundicia sino a la santidad” (1ª Tesal., IV, 3-5).

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246.- Impureza.- Impureza es todo pensamiento, deseo o acción que trastorna el orden moral establecido por Dios al dar al hombre el nobilísimo instinto y poder de la procreación como fin del matrimonio. Es vicio tan abominable a los ojos de Dios, que arrepintiose Dios de haber creado al hombre (Gén., VI 5-6), y envió el diluvio universal para que pereciesen todos los prevaricadores.

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Dijo Dios a nuestros primeros padres Adán y Eva, mientras los bendecía y les daba el dominio sobre lo creado: Creced y multiplicaos y llenad la tierra (Gén., I, 28). Con las cuales palabras les impuso dos deberes, tocantes a  su vida: uno, el de desarrollarla y conservarla (creced) y otro el de propagarla (multiplicaos). Como aliciente para facilitarles estos dos deberes y los que de ellos se siguen, puso el Señor algún placer en su cumplimiento. Así, el comer y el beber, necesarios para mantener la vida, van acompañados del placer del gusto. Aquí la virtud consiste en comer y beber sólo para bien y utilidad del cuerpo; pero no en exceso ni por mero placer, lo cual ya sería vicio. Igualmente tratándose de la nobilísima facultad de la procreación –que asocia al hombre a la obra creadora-, ha querido Dios que su uso fuese acompañado de algún placer sensible, pero solamente lícito en la realización del fin del matrimonio; así, pues, todo placer sexual que se aparta del orden establecido por el Creador, es ilícito y pecaminoso, y debe evitarse a todo trance.

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247.- Pecados externos de impureza.- Los pecados externos de impureza se prohíben expresamente en el sexto mandamiento. Se cometen con miradas, con palabras y con acciones. 

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 Pecan mortalmente los que, con deliberada voluntad, complacencia y sin necesidad, fijan la vista en ciertas personas u objetos indecentes que son ocasión próxima de pecado: “Por las miradas deshonestas entra la muerte en el alma”. 

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Pecan con palabras los que usan conversaciones licenciosas o chistes de cosas torpes, y narran cuentos obscenos con fines deshonestos; los que publican, venden o prestan libros lascivos, folletos indecorosos y canciones impúdicas; los que las cantan y escuchan con complacencia, lo cual viene a ser una aprobación tácita. Además del pecado personal, habrá escándalo si lo ven u oyen niños inocentes.

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 Pecan mortalmente por obra contra la castidad, los que a solas o con otros se permiten acciones deshonestas y vergonzosas que jamás se atreverían a cometer en presencia de sus padres, maestros y superiores. Si estas acciones se cometen con otros, puede haber, además, escándalo y, según las personas con quienes se hagan, el pecado toma distintos nombres y varía de malicia, todo lo cual debe declararse en confesión, sin nombrar a nadie.

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 [Este "sin nombrar a nadie" parecería extraño en esta época moderna, sobre todo en el caso, por ejemplo, de un adolescente (o peor en estas épocas) llevado a pecar por un superior, pero en el Sacramento de la Confesión pedimos el perdón de nuestros pecados, no estamos para contar lo que hacen los demás. Hoy en día, las serpientes infiltradas no dan ningún consejo en ese Sacramento para la santidad de nuestra alma, para ayudar a sanar nuestra alma... pero en el pasado, los sacerdotes solían dar esos consejos y creo que se incluían las indicaciones de dónde denunciar la manzana podrida y por supuesto qué hacer para evitar las ocasiones].

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 248.- Pecados internos de impureza.- El noveno mandamiento prohíbe los pecados de pensamiento y de deseo, contrarios a la pureza, y la delectación en el deleite impuro.

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 Pecan mortalmente de pensamiento los que, con advertencia y voluntad, se deleitan y complacen detenidamente en recuerdos o representaciones torpes de la imaginación o ideas del entendimiento, aunque no deseen ponerlos por obra. A esta complacencia llaman los moralistas delectación morosa. 

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 Pecan mortalmente por deseo los que no sólo admiten los malos pensamientos o imaginaciones deshonestas, sino que, además, desean ejecutar las acciones, aunque después no lleguen a realizarlas. El  pecado está en la mala voluntad que tienen.

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Pecan gravemente por delectación los que, advertida y voluntariamente, se complacen en lo deshonesto y se gozan en ello. No confundir el deseo de la voluntad con la inclinación natural del deleite sentido.

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249.- Gravedad de los pecados de impureza.- Los pecados de impureza, sean internos (pensamientos, deseos), sean externos (obras), no admiten parvedad de materia. Por razón de la materia prohibida, todos estos actos realizados con complacencia o con el fin de experimentar el placer impuro, son siempre graves. Solamente pueden ser veniales cuando no hay advertencia plena en el entendimiento o pleno consentimiento en la voluntad.

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Los pecados de pensamiento y de deseo son de la misma especie y gravedad que la acción deshonesta pensada o deseada. Pero entre el pensamiento y el deseo hay esta diferencia: que el pensamiento no siempre es pecado, mientras que el deseo siempre lo es. -- 

El que voluntariamente y para deleitarse piensa en cosas deshonestas, peca mortalmente, aunque no las lleve a efecto ni desee realizarlas. Mas no comete pecado alguno, antes bien adquiere mérito, si, al darse cuenta de que el pensamiento es malo, procura apartarlo, no parándose en él. Mientras el pensamiento malo desagrada, no hay pecado; pero en cuanto hay complacencia advertida, ya han pecado. En cambio, el deseo es siempre tan malicioso y pernicioso como la misma acción: lo dice Jesucristo (Mat., V, 28).

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 Los actos peligrosos, cometidos sólo por ligereza, curiosidad o entretenimiento, de modo breve y como de paso, no pasan de pecados veniales, a menos que sea muy deshonestos o causa de peligro próximo de consentimiento o produzcan grave escándalo. Si se hacen sin ninguna malicia y por justa causa, no hay pecado ninguno. 

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 [No piensen que esto es una especie de permiso. Entiendan que si hay “peligro próximo de consentimiento” ya no son pecados simplemente veniales. Además Santa Teresa de Ávila, Doctora de la Iglesia, dice “Ojalá que tuviésemos temor, no al demonio sino al pecado venial, el cual nos puede hacer más daño que todos los demonios del infierno.” 

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 250.- Consejos prácticos importantes.- No veas el mal donde no lo hay. Muchas veces te hallarás turbado por pensamientos extraños que asaltan tu espíritu; no les des más importancia que a los mosquitos o moscas que en verano ejercitan tu paciencia. Así como espantas a estos insectos, deshecha también, con toda calma aquellos indeseables, propios sólo para lastimar la pureza, y… aquí no ha pasado nada. Habrá culpabilidad en ellos cuando los traigas tú voluntariamente con lecturas insanas, miradas curiosas, u otras imprudencias; o te entretengas con ellos gustosamente cuando se te presenten sin buscarlos. 

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No hagas caso tampoco de ciertas sensaciones o movimientos espontáneos que puedas sentir, ya sea durante el día, ya por la noche. Mientras tú no los aceptas y haces tuyos con el consentimiento, no son pecado. 

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Si, andando por la calle o en la playa, se le presenta inopinadamente a la vista algo que hubieras preferido no ver; u oyes, a pesar tuyo, alguna conversación o palabra desagradable y hasta deshonesta, no hay en ello culpabilidad, puesto que todo ello te repugna y procuras reaccionar inmediatamente para hacer desaparecer el mal efecto Otra cosa sería si te agradase. 

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[Es que hay que evitar las ocasiones, ej. dejar de ir a esa playa y buscar otra más decente. Está muy bien leer todos los sueños de San Juan Bosco. 

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Si tus estudios te obligan a ver y estudiar obras de arte en las que aparece la desnudez corporal, míralos en Dios modestamente y sin malicia, y no pecarás. Acuérdate entonces de que tu cuerpo –admirable obra de Dios- es digno del respeto más delicado. 

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[Pienso que habría que ver si en realidad hay necesidad de seguir esos estudios. Muchas cosas que se dicen arte desde la prehistoria son en realidad, pornografía. Ej. una estatuilla de una mujer obesa y obscena, le dicen “la diosa de la fecundidad”, pero si fuera así, estaría embarazada. Además, desde la expulsión del Paraíso Dios les dio túnicas de cuero a Adán y Eva, por lo tanto, los humanos que con el tiempo practicaron o encomiaron la falta de ropa, son una desviación que no hay que seguir. Y ahora de nuevo, con la excusa del arte, etc. se ofende hasta el límite a Dios y a los suyos (capilla sixtina, etc.)]

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En la perplejidad de si has faltado gravemente o no, examina con rapidez y serenidad delante de Dios si podrías jurar que has cometido pecado mortal, la duda es ya una señal favorable para el alma recta. En todo caso, haz inmediatamente un acto de contrición perfecta por la culpa que puedas tener. La confesión te pondrá en completa tranquilidad.

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 251.- Causas de la impureza.- la preciosa virtud de la castidad está asediada por dentro y por fuera. Tiene poderosos enemigos interiores y muchísimos exteriores. Todos estos enemigos suyos son precisamente las causas y ocasiones del vicio contrario, llamado impureza. Las causas internas son raíces de la impureza, y las externas, son ocasiones.

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Son raíces de la impureza: la intemperancia, la ociosidad y la soberbia; las cuales pueden reducirse a una sola, que es la sensualidad, es decir, la inclinación natural del hombre a todo lo que halaga al cuerpo y a los sentidos. 

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 Las principales causas externas u ocasiones de pecar son: las malas compañías y amistades peligrosas, las malas lecturas, los espectáculos obscenos (sobre todo el cine) [recordar que no había TV al imprimir esta catequesis. La TV es la caja del demonio, y no debe estar en la casa de los justos, y nada de cine, teatro y parques temáticos, nos dicen los Mensajes de Nuestra Sra. de las Rosas, y nos dice que el teléfono es un invento electrónico vil del demonio. Les parecerá exagerado, pero no. Ya un mundialmente famoso experto en informática había publicado un dibujo en que ponía en los años ’80 un hombre con el móvil en la mano, normal. Y en el futuro, un móvil gigante del cual salía una mano en cuyo puño estaba el hombre prisionero], los bailes inmodestos, las desnudeces, la inmodestia en el vestir, traída por las modas femeninas, y la libertad de las playas. Todas estas ocasiones o circunstancias son alicientes halagadores de los sentidos que dan origen en nosotros a malos pensamientos y deseos y nos arrastran al pecado.

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252.- Obligación de evitar las ocasiones.- La ley divina no prohíbe solamente las acciones, los pensamientos y deseos deshonestos, sino también todos los actos, aunque de suyo indiferentes, que conducen a estos pecados, y todas las cosas que inducen a la impureza, porque el que ama el peligro, caerá en él. “A muchos extravió su temeridad, y la presunción pervirtió su pensamiento” (Eccli., III, 26-27) 

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253.- Ocasiones de pecado.- Las ocasiones de pecar no son igualmente graves o peligrosas: unas son próximas y otras remotas. 

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La ocasión próxima encierra peligro grave e induce directamente al pecado, pues habitualmente hace caer en pecado al que se expone a ella, como sería asistir a una sesión indecente de cine o de baile. 

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 La ocasión remota encierra peligro leve de pecar y de ordinario no hace caer; por ejemplo, una lectura científica o literaria corriente, una señal especial de afecto a una persona (un beso). [Esto es muy por cuenta mía: está hablando claramente de besos en la mejilla entre personas de distinto sexo. Y ni hablar de la repugnancia de besos entre varones... Dirán … ¿los padres no pueden dar besos en la mejilla a sus hijas? El AT dice que “no seas risueño con ellas”, el amor se demuestra con obras y palabras que busquen el bien espiritual, mental, emocional y material de esa persona. Un beso en la frente (con la intención de besar el Crisma del Bautismo), una caricia en la mejilla… seguro que bastan y alcanzan mucho.] 

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 Estas ocasiones no son igualmente peligrosas para todos. La misma puede ser grave para una persona y leve para otra; esto puede depender de la índole y temperamento, de la formación y de la cultura e instrucción. Así, puede suceder que una persona piadosa con buenas defensas interiores, viaje con una señorita muy poco recatada en su porte o vestido y no experimentase la menor conmoción; y, en cambio, otra caiga gravemente. [“En todo lo que hagas, acuérdate de tu fin y nunca pecarás” A.T., si el individuo representa en su mente los sufrimientos eternos que esa señorita va a padecer eternamente si no se arrepiente: fuego, podredumbre, gusanos, demonios atormentándola… seguro que no tiene tiempo para malsanos pensamientos, y le llegaría dolor/compasión por el prójimo y seguro diría una sentida oración por ella y los infelices que ella arrastre.] 

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 Por el modo de presentarse, estas ocasiones pueden dividirse en voluntarias y necesarias. La ocasión es voluntaria si uno se pone voluntaria y libremente en ella; y es necesaria cuando es inevitable.

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 254.- Reglas acerca de las ocasiones.-
1ª A nadie está permitido ponerse voluntaria y libremente en ocasión próxima de pecar; por lo tanto quien se exponga a sabiendas a cometer pecado mortal, peca gravemente aunque después, por cualquier circunstancia, no caiga en pecado.

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 2ª Cuando la ocasión es remota hay que evitar que se haga próxima, para lo cual no hay que ponerse en ella sin justa causa. Hay que desconfiar de ella, tomar medios preventivos y apartarla en lo  posible, a menos que se trate de cosas indiferentes o buenas en sí, pero que accidentalmente pueden producir tentaciones; en cuyo caso no hay para qué inquietarse. 

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3ª Cuando la ocasión próxima es necesaria, hay obligación grave de hacerla remota, es decir, de alejar el peligro, de poner todos los medios apropiados para vencer. Para ello hay que obrar con prudencia, y con un fin recto, pidiendo a Dios su favor para no caer. Ejemplo magnífico de esta actitud es la historia de Judit. -- De no tomar los debidos medios, podría haber pecado grave de negligencia. En estos casos, bueno es acudir antes a un confesor prudente y seguir sus consejos. 

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255. Causas internas de la impureza.- La sensualidad es la rebeldía de la carne contra el espíritu. El que se deja llevar de la sensualidad caerá en grandes pecados de impureza, porque la vida muelle y afeminada es enemigo mortal de la castidad. Sus manifestaciones principales son: 

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1ª La intemperancia en el comer, dormir y, sobre todo, beber [bebidas alcohólicas]; porque da pábulo a los movimientos carnales y favorece la impureza. Donde hay saciedad reina la impureza, dice San Jerónimo [y tal vez les suene raro, pero la Virgen dice en un sueño a San Juan Bosco que se puede pecar de intemperancia/gula bebiendo demasiada agua… pienso que lo que quiere decir es que cuando no hay temperancia… NO HAY TEMPERANCIA. Café, dulces… “comer miel en exceso da caries en los dientes” A.T. y en otro lugar dice “¿hallaste un panal? Come que es bueno”. Se entiende que hay cosas buenas pero todo se debe usar correctamente. Hasta en los tiempos de lectura, como le enseñaban sus Santos padres a Santa Teresita, todo]. Malas consecuencias trae, sobre todo, el uso inmoderado de las bebidas estimulantes, como el vino, coñac, alcohol, etcétera. En el vino está la liviandad, dice San Pablo (Efes, V, 18).

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2ª La ociosidad, escuela de malicia y madre de todos los vicios. “El trabajo, dice Suárez, además de atenuar las fuerzas del cuerpo y afligirlas convenientemente, hace que las facultades del alma estén ocupadas y tengan en qué entretenerse, impidiendo así que divaguen por campos vedados”. Por esto dice San Jerónimo que el que trabaja tiene un demonio para tentarle, pero al que no hace nada le acosan ciento. 

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 [Por eso la sabiduría infinita de Dios puso el sistema de Jueces (no me refiero a los que imparten justicia sino a los del libro de los Jueces del AT), donde se ocupaban todos de trabajar en su oficio y cuando había un peligro, elegían a un líder temporal. Y sobre todo estaba el poder que tenían los Sumos Sacerdotes que se tenían que esforzar por servir a Dios. Pero los reyes… habrá los que hagan trabajo mental honesto para procurar el bien (hubo reyes Santos en la Iglesia) pero la mayoría… y los políticos de carrera, la mayoría…  son viciosos sin otra preocupación que hacer lo que les manda el que los hizo subir por fraude directo o mentiras, sin saber lo que es el esfuerzo honesto y son perros ávidos de poder. El mejor presidente que tuvimos en Argentina era católico, practicante, médico rural… Arturo Humberto Illía, pero ahora los títulos de ingeniero, por ej., los tiene cualquier hijo de rico; y abogados etc.,  …peor, cualquiera. -- Algunos preguntarán: ¿cómo se aplica ese sistema con decenas de millones de habitantes? No me pidan que se los solucione, habría que haber crecido bien desde hace 3000 años y no haber pedido un rey. Pero Dios nos dio un Rey, Jesucristo, que tiene que reinar en nuestros hogares y una Reina, su Madre. Si los Sagrados Corazones reinasen en los hogares todo cambiaría para paz y bien. ]

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3ª La soberbia, que atrae las iras de Dios. Los que presuntuosamente se dejan llevar de ella y cuentan con sus propias fuerzas se ven hundidos en el fango de la voluptuosidad e impureza. Dios castiga a los soberbios abandonándolos a las pasiones ignominiosas, dice San Pablo. 

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256.- Causas externas de la impureza.- La sensualidad cobra fuerza incentiva con las causas externas que los pecadores favorecen, en vez de evitarlas como debieran. Son ocasiones de pecar: 

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 1º Las malas compañías. Los malos compañeros son peligrosísimos, pues van envenenando las almas poco a poco. Son como la fruta podrida que inficiona la sana, “como los sepulcros llenos de corrupción y podredumbre que despiden un olor pestilencial” (Santo Tomás). Dime con quién andas y te diré quién eres, dice el refrán de la experiencia. Las amistades más peligrosas son las que se traban entre personas de diferente sexo. 

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EJEMPLOS.- 

1. Hallándose un día el joven Antonio María Claret –hoy canonizado- en una reunión de muchachos, uno de los mayores, que conocía su virtud le dijo: “Márchate, Antonio, que queremos hablar de cosas malas” –“Gracias por el aviso”, repuso Antonio, y nunca más volvió a juntarse con ellos. 

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2. José Tudela, niño de 12 años, fue invitado por un amigo a dar un paseo. Como al poco rato estuviese de vuelta a casa, díjole su padre: “¿Ya estás aquí?” –“Sí, papá, han comenzado a hablarme de muchachas. Yo les he dicho que no estaba para eso; les he dicho adiós,  y me he venido”. 

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3. El célebre Leonardo da Vinci contrató a un joven en cuyo rostro se reflejaban la inocencia, el candor y la pureza, para que le sirviera de modelo de Jesús en el cuadro de la Última Cena que estaba preparando. Meses más tarde necesitaba otro modelo para pintar a Judas Iscariote y contrató a un borracho perdido que encontró en la calle y que parecía el tipo de la perfidia, del hombre dominado por las pasiones. Al copiar su retrato vio semejanza en las facciones y se lo dijo al joven. Éste echose a llorar, diciendo: “Sí, ciertamente, yo serví también de modelo para la imagen de Jesús, pero de entonces acá las malas compañías me han mudado”. 

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 2º Las malas lecturas, fuentes de veneno, en las cuales se comprenden los libros inmorales (1), principalmente las novelas lascivas, las revistas obscenas, y toda clase de publicaciones desvergonzadas, más seductoras y corruptoras aún que las conversaciones. El compañero puede, a veces ruborizarse y detenerse por un sentimiento de respeto a la inocencia, pero el libro obsceno no tiene vergüenza y está siempre tentando. A veces los efectos no son inmediatos, pero no son menos perniciosos. El Papa Pío IX llamaba arsenales del demonio a las imprentas en que se imprimen libros y periódicos malos. Igual o mayor mal que los libros causan las pinturas y grabados indecentes. Tales libros y cosas no se pueden guardar, ni vender, ni dar, ni prestar. Se han de destruir o entregar a quien pueda recogerlos, so pena de pecado mortal.

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(1) El Estado español prohíbe los libros nocivos moralmente, y castiga a quienes facilitan obras no comprendidas en el Catálogo autorizado. “De acuerdo con lo dispuesto en el Decreto de Educación Nacional, fecha 24 de julio de 1947, que creó el Servicio Nacional de Lectura, y con el fin de evitar la incubación de libros y novelas no sometidos de antemano a ninguna selección solvente, el propio Ministerio publicó en el Boletín Oficial del Estado, fecha 23 de agosto de 1950, una Orden en virtud de la cual se realizará una rigurosa inspección en aquellas librerías y puestos dedicados a la venta o alquiler de esta clase de lecturas”. 

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 [Hay gente que odia la censura, hay censura lógica, como ésa y la que impide hacer propaganda del terrorismo, etc. Para ponerlo más claro: el que cultiva trigo tiene que arrancar las malezas; y el que quiere que crezcan malezas y cizaña, arranca el trigo. Dirán: Dios deja el trigo y la cizaña crecer juntos hasta la cosecha. Sí, la cizaña es la gente del demonio, pero nos manda tener un corazón libre de espinos y otras malas hierbas. Repito, hay una censura lógica y otra no. Como hay una obediencia a leyes lógicas emanadas de la ley de Dios y hay otra obediencia que cierta gente da a la organización de tinieblas.] 

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Balmes, obligado a leer muchos libros malos para refutarlos, sentía la necesidad de combatir la sequedad de alma que le daban, con la lectura y meditación del Evangelio o de oro libro ascético. 

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 [Nuestra Sra. de las Rosas dice que tenemos que leer la Biblia diariamente 15 minutos, mínimo. Y leerla a los niños mínimo 10 minutos cada día antes que salgan de casa, o ellos perderán la fe y nos romperán el corazón (y eso no es una pavada, está hablando de cosas de vida o muerte). Se adultera el matrimonio traicionando los votos matrimoniales dejando que un ajeno use el cuerpo que es para el cónyuge; se adultera el cuerpo siendo soltero al usar sus partes para fines ajenos a los que fueron diseñadas, traicionando la pureza que tiene que tener como templo del Espíritu, Dios es el Esposo de nuestras almas; también se adultera contra el propio cuerpo cuando se deja que ojos ajenos se posen donde no deben (hay que vestir ropas holgadas y decentes, hombre y mujeres), se adultera contra el don de la palabra cuando decimos malas palabras o usamos expresiones vulgares etc… “Os certifico  que de toda palabra ociosa que hablaren los hombres, darán razón en el día del juicio. Porque por tus palabras serás dado por justo, y por tus palabras serás condenado” Mt., 12, 36-37), y esta generación adúltera, como la llamó Jesucristo, ahora está adulterando las palabras de la Biblia, así que Nuestra Sra. de las Rosas nos dice que juntemos las gracias AHORA. Y que aprendamos los Evangelios de San Mateo, San Juan y el libro del Apocalipsis de memoria (hagan que sus niños los vayan memorizando desde la más temprana edad que se pueda, que sea como jugando, de a poco, festejando mucho sus logros y de vez en cuando que repitan lo que habían memorizado hace tiempo). Y no está demás recordar que el matrimonio celebrado por un sacerdote católico debidamente consagrado, es indisoluble, ningún obispo puede anularlo. Les aconsejo que lean la Directiva 15 de Nuestra Sra. de las Rosas sobre el Santo Matrimonio.]

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3º Los espectáculos. Estableciéronse con fin educativo, principalmente el teatro,  para formar el público en las buenas costumbres y podrían muy bien contribuir a ellos si no saliesen del campo de la moralidad; mas hoy, por desgracia, ofrecen gravísimos peligros para las almas, principalmente los cines, teatros, piscinas, playas, y aún algunos frontones y otros lugares deportivos, en que se practica el semidesnudismo. 

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El teatro moderno es escuela de depravación y semillero de vicios. “En el teatro –dice un autor contemporáneo- el veneno entra por los sentidos; el alma está como embriagada; lo que empezó en la escena se desarrolla después, y las seductoras inmoralidades del teatro producen, algunas veces, sus deplorables frutos en las familias y en la sociedad”. Hasta el corruptor Alejandro Dumas, no tuvo reparo de escribir en el prólogo de una de sus novelas escandalosas: “Una madre prudente no debe ir al teatro y mucho menos llevar allí a su hija, porque en el teatro es inmoral, no sólo la obra dramática, sino el mismo local” 

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¿Qué diría hoy del cinematógrafo, cuya inmoralidad es mucho mayor y más atrevida que la del teatro? Reprodúcense escenas escandalosas de todo género, que los actores de teatro no se atreverían a representar. Tal cine es un atentado a la moral cristiana, y aún a la moral natural y humana. Nunca se luchará bastante contra esa categoría de cines. 

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 [Cuando en el cine se proyectó, hace décadas, “la naranja mecánica” la tuvieron que sacar de las salas porque la gente en todo el mundo imitaba los crímenes que veía. La TV fue educando a la sociedad a mayor perversión cada vez. La gente imita todo. Por eso nuestro entretenimiento debe ser leer vidas de santos, que son bellísimas y además hacen tanto bien; eso, las visitas a la familia y los paseos en dgo. por la campiña, eran las distracciones de la Santa familia de Santa Teresita. Una vez leí la anécdota risible de un hombre que contaba que, a la salida de una obra de danza clásica, estaba tratando de imitar un salto artístico que había visto, un individuo lo vio en la calle en la noche y el otro le comentó y se pusieron a imitarlo, llegó un agente de policía a preguntarles qué hacían y también se puso a tratar de hacerlo. Dijo el hombre ése que luego de 3 horas y unos cuantos magullones, los 3 habían logrado una imitación aceptable. Chistoso, pero describe a los seres humanos. Nuestra Sra. de las Rosas nos resume que no es lo que entra, sino lo que sale, lo que lo mancha, pero que les quede claro que lo que entra por los ojos mancha el alma porque le hemos permitido entrar.

 Nuestra Sra de las Rosas 1973.sept.13: Nuestra Señora - "Tu, hija Mía, ahora te retirarás del mundo, y al hacerlo, tu lengua también debe aprender a callarse. Por lo tanto, ganarás más gracias aceptando opiniones injustas para tu propia auto-mortificación. Hemos encontrado, hija Mía, que has estado con la costumbre de enojarte. Por lo tanto, ahora te imponemos el reglamento del silencio. Tú, hija Mía, debes practicar la ley de oro del silencio cuando estés bajo presión y discordia. “Cuando las víboras de satanás sean enviadas desde las bocas de los demás, tú no desearás unirte a ellos, manchando tu alma al permitirles que entren en ti y que vuelvan a salir. No es lo que entra, hija Mía, lo que te destruirá o destruirá tu alma; es lo que sale. Por lo tanto, habla sólo palabras santas. Habla sólo en conversaciones puras y santas. Si esto no puede llevarse a cabo, entonces observarás la ley estricta del silencio. Practica esto, hija Mía, y encontrarás que se volverá una forma de vida.” Si buscan la cita en tldm.org verán que dice cerca del final del primer párrafo: Ahora sólo hablarás… en el estado humano. Yo no tengo eso en la cita que copié a mano hace años. Me parece que los de la serpiente lo añadieron para que no hablemos con Dios espiritualmente en la oración. 

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 Nuestra Sra. de las Rosas: www.tdm.org   Mensajes en español: www.tldm.org/Spanish/default.htm] 

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Las piscinas y las playas, son otros lugares de perdición, cuando en ellos no reina el temor de Dios o al menos algo de dignidad y de cultura. 

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4º Los bailes; de suyo no son malos, sobre todo los regionales, con tal que se hagan con decencia y sean artísticos; pero son muy peligrosos porque excitan las pasiones y dan ocasión a muchos pecados, sobre todo si se hacen con personas de diferente sexo. San Ambrosio dice que “son la ruina del pudor y tumba de la inocencia”. “Si algún motivo inexcusable te obliga a ir al baile y tomar parte en él, procura que la danza se haga con santo temor de Dios y el pensamiento de la muerte”, dice San Francisco de Sales. De esa manera se convierte la ocasión próxima de pecar en remota. 

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 [Hay un santo que dijo de los bailes que “el más inocente es muy pernicioso”. Y tiene razón. Las danzas gallegas, esas mujeres vestidas de negro con los brazos en cruz y dos cosas de madera (castañuelas) haciendo ruido, poniendo sólo un pie en el suelo (la sábana Santa es del siglo 1 y debido a una mala interpretación de los pies, muchos artistas representaban a Jesús niño, cojo). El folcklore argentino… tantos bailes en que ellos y ellas extienden delante, y pasean con, un pañuelo doblado en forma de triángulo invertido… (unos pañuelos blancos, los otros celestes… los colores patrios, que pretenden ser los colores del manto de la Virgen de Luján, que son los colores del cielo) y el “zarandeo” que hacen ellas es desde una punta a la otra hasta completar un rombo (o podría ser una cruz…) mientras el tipo se desgañita con el “zapateo” (pisoteando)

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 Nosotros no tenemos tiempo de andar inventando bailes. Y si nos sobra, preferimos hacer obras de caridad… Nos quedaron en los primeros siglos ciertos bailes rituales en las procesiones, pero fueron eliminados. ¿Qué ganan los que pretenden hacer una persecución solapada y asesina dentro de la Iglesia contra los católicos? Hace unos años que la gente de Lugo, capital de Galicia, se inventó una fiesta que prefieren a la del Santo Patrono, San Froilán. Esa nueva fiesta se llama “Arde Lucu” = Arde Lugo. Es que deben odiar que tiene la muralla romana mejor conservada… Eso es parte de la historia y hay que aprender de ella porque Dios es Justo y sabe porqué permite lo que permite. El Imperio Romano mató, martirizando, muchos católicos, y nosotros no odiamos. Pero los hijos de la serpiente, aparte de asesinos, son autodestructivos] 

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5º La inmodestia en el vestir. No disculpa de llevar vestidos poco honestos el decir: Es la moda. También en tiempo de Noé había una moda, y por causa de ella vino el diluvio universal; y hoy, por causa de la moda, nos envía Dios, diluvios de metralla, de balas y de fuego. Esas modas, salidas de agencias masónicas, judías y anticristianas, no tienen más fin que descristianizar a la sociedad. Válense para ello  de la ligereza de la mujer mundana que hace más caso de los caprichos de la moda que de la voz de la Iglesia y de la dignidad humana, pasando por encima de la propia conciencia. Toda mujer que se respeta y que respeta a los demás, va siempre vestida con toda honestidad y modestia, con gracia cristiana, principalmente en la iglesia y más cuando se presenta al sagrado convite del Cordero Inmaculado. 

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 [Sin palabras el destape que hubo en España luego de la muerte de Franco y lo que pasa ahora hasta en la Iglesia. La mujer nunca debe vestir pantalones… lean los mensajes de Nuestra Sra. de las Rosas. Y Jesucristo dijo en esos mensajes que los trajes de baño (¡ya hace décadas!) eran (no me acuerdo la palabra, pero sí la idea): inmundos. San Pablo cuando habló sobre la gente dedicada a malas pasiones dijo que sus mujeres eran alocadas.] 

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 Decía un venerable prelado: “La mujer que pasea por nuestras calles con traje y porte inmodesto, va sembrando ruinas… ¿Quién podrá contar el diluvio de pecados, cuando menos internos, a que lleva el inmodesto vestir de las mujeres? Arma terrible es ésta con que el príncipe de las tinieblas da el asalto a las almas y con la que extiende la corrupción, sin obstáculos que la detengan” Las desnudeces en el vestir suponen la pérdida de la vergüenza.

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 [Nuestra Sra. de las Rosas dijo: madres, quemen la ropa provocativa de sus hijas, no sea que ellas terminen quemándose en el infierno (no recuerdo las palabras exactas, pero es la idea exacta). Tal vez esa joven impúdica (o ese joven con ropa ajustada) no sufran consecuencias inmediatas de su mal proceder, pero probablemente crían ratas en la mente de un miserable que los ve, y la consecuencia la sufre otro, un inocente.]

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257.- Funestas consecuencias de la impureza.- Sin contar los muchos pecados mortales que lleva consigo, la impureza trae consecuencias desastrosas no sólo para el alma, con la condenación eterna, sino también para el cuerpo, al que quita fuerzas y salud.

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 La impureza ciega al alma, embota la mente hasta la idiotez, endurece el corazón, le hace perder todo temor de Dios y la misma fe. Le da tedio por la virtud y las cosas celestiales, la hace caer en la desesperación y la conduce a la impenitencia final y al infierno. Los estragos de este vicio no conocen tregua. Confirman estos asertos los miles de ejemplos que nos proporciona la diaria experiencia. 

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 La impureza causa notorios estragos en muchos cuerpos, a los que roba fuerzas, salud y da tristeza y decrepitud prematura. La impureza deshonra la vida y a las familias, siembra discordia, disipa fortunas, perturba los pueblos, enciende guerras, disuelve matrimonios, consume linajes, envilece a los hombres, y, a juicio de afamados médicos, es causa de muchas y graves enfermedades: sífilis, tisis, perturbaciones cardíacas, afecciones cerebrales, epilepsia, debilidad espinal, etc. [Ahora no sé si estarían tan de acuerdo los médicos modernos, salvo en las 3 primeras. Hasta supongo que disienten en la 3ra., pero sé el caso de alguien cuyo padre adúltero murió de un infarto en casa de la concubina… pecando. La naturaleza es sabia… las pasiones se atenúan con el tiempo, lógico. Pero los infelices de ahora quieren tener una “vida sexual activa” pasados los 40 y más. ¡Un acto de procreación se usa para eso y punto, no amerita tener una “vida”! En el A.T. dice que “los hombres dejaron de mirar al cielo”, claro, empezaron a mirar oro y poder, en los 60: drogas y sexo y ahora Nuestra Sra. de las Rosas nos dice que han bajado en la escala peor que los animales. Es que el demonio les pone la meta en cosas cada vez más aberrantes.] 

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 Los pecados de impureza son abominables a los ojos de Dios y atraen sobre los hombres tremendos castigos. Según San Alfonso María de Ligorio, a este pecado deben atribuir la condenación la gran mayoría de los réprobos. “Ningún vicio, dice San Bernardo, entrega tantas almas a Satanás como la impureza; éste es el crimen que puebla el infierno”. 

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 Castigos tremendísimos de este vicio fueron: el diluvio universal; la destrucción de Sodoma, Gomorra y demás ciudades de la Pentápolis; los 24.000 hebreos muertos a manos de los moabitas y madianitas; la casi total destrucción de la tribu de Benjamín; la peste que diezmó a los súbditos de David; la destrucción del imperio romano; la derrota visigoda en la Janda; la revolución Francesa y otros sin cuento. 

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He vivido en la ignominia y muero en la infamia. (Nerón)

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 EJEMPLO.- Por la impureza se pierde la salud.- Esto dijo un médico de París a Monseñor de Segur: “Puesto que pasáis la vida confesando y dirigiendo a muchachos jóvenes, insistid con ellos para que respeten su cuerpo desde el punto de vista de su porvenir. Hablo así, no como cristiano, sino simplemente como médico. Estoy viendo cómo se aniquilan familias enteras, cómo hombres en la flor de la edad son arrebatados por insignificantes epidemias, veo a niños escrofulosos, endebles, que mueren antes de llegar a la virilidad. ¿Cuál será la causa de ello? Pues, la impureza, los malos hábitos, que desde la juventud estropean el cuerpo, inficionan la sangre enervan el cerebro y los miembros, y preparan un porvenir innoble y una muerte prematura

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258. Consejos prácticos.- El que no quiera quemarse no juegue imprudentemente con el fuego. Si tienes voluntad verdadera de no mancharte con impurezas evitarás a todo trance, con todo empeño y prudencia, las causas y ocasiones que puedan llevarte al pecado. Más fácil es evitar el vicio que enmendarlo; si llegas a contaminarte, muy difícilmente podrás deshacerte de él. Lucha cuanto puedas contra crimen tan vergonzoso: para preservarte de él no hallarás mejores antídotos que los medios de que dispones para conservarte puro, casto y agradable al Señor (números 241 a 244 de la lección anterior). Acuérdate de la palabra de San Pablo: ¿No sabías que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que lo habéis recibido de Dios, y que, por lo tanto, no os pertenecéis… Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo (1ª Cor. VI, 19-20).

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