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EL PORQUÉ NO DEBEMOS JAMÁS COMULGAR CON LA MANO
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Yahveh le dijo al rey y profeta David que él no debía construir el Templo porque tenía las manos manchadas de sangre. Y fue su hijo Salomón quien lo construyó. Salomón era humilde y piadoso, tanto, que Dios le habló cuando terminó de construir el Templo. Recién cuando su madre murió es que se pervirtió con mujeres haciéndoles templos a sus deidades paganas en el Monte Sión (no sé si él cambió o lo cambiaron por uno parecido al morir la que más lo conocía y amaba, algún día todo se sabrá).
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David podía hacer todos los sacrificios de expiación que quisiera. Pero tenía las manos manchadas de sangre.
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Un ejemplo de cómo Dios tiene soluciones perfectas para cada problema:
En el Antiguo Testamento Dios se quejaba diciendo:
Me dejé consultar por aquellos que no preguntaban, dejéme encontrar por aquellos que no me buscaban; dije “Heme aquí, Heme aquí” a un pueblo que no invocaba mi Nombre. (Is 65,1)
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Pero cuando el Niño Jesús se puso a enseñar a los doctores en el Templo haciéndoles preguntas y asombrándolos con su inteligencia y sus respuestas, se había asegurado que dos personas del pueblo elegido lo estaban buscando con amor perfecto y preocupación, y muchísimas ganas de encontrarlo: su Santísima Madre y su padre adoptivo. Ellos hacían, con su sufrimiento al buscarlo, reparación por el pueblo y hacían “todo nuevo”.
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Para tocar la Sagrada Eucaristía NADIE TIENE LAS MANOS PURAS. SOMOS TODOS PECADORES. Aún grandes santos de inmensa pureza. Sólo Dios y María Santísima son perfectos.
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Y Dios, para solucionarlo, creó el Sacramento del Orden Sagrado (y por muchas más razones). Cuando el sacerdote está debidamente ordenado y se mantuvo así, (por ej. sin haber arrojado la Eucaristía al piso adrede, lo que lo excomulga inmediatamente), no importa cúal es la situación personal de su alma, puede consagrar y tocar la Eucaristía porque tiene las manos consagradas. Es un don tremendo de Dios.
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Pero los que no son sacerdotes, no tienen esa consagración que sólo se da a los hombres (obvio, los XY, y que no tengan siquiera tendencia homosexual) con vocación y previo paso por el seminario estudiando mucha teología, Historia Sagrada, Dogma de la Iglesia, Moral Católica, etc.
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Nosotros no tenemos derecho alguno a tocar la Eucaristía. No podemos. No debemos tocar ese Misterio tremendo y sublime.
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Si en los primeros años de la Iglesia se comulgaba en la mano, no sabemos. Pero si lo hacían, como el Espíritu Santo va guiando a la Iglesia siempre en fidelidad a Jesucristo, la fue llevando a una comprensión más profunda de este Misterio. Se puede avanzar en Santidad, pero no se debe ir hacia atrás.
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Comulgar con la mano (o darla en la mano, sacerdotes) ES UN SACRILEGIO.
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Y HAY QUE SER OBEDIENTES A DIOS Y NO A LOS MISERABLES SEPULCROS INFILTRADOS EN LA IGLESIA.
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Sacerdotes: si toman conciencia, estarían desesperados haciendo sacrificios, penitencia, reparación, Santas Comuniones para que se vuelva a la Santa Tradición.
Lean en el capítulo 5 del Profeta Daniel cómo Dios castigó a los que hicieron un banquete profano con los vasos del Señor, el rey murió ese día. Ahora hay muchísimos que comulgan en la mano, profanando el Cuerpo del Señor.
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Lean en el capítulo 36 de Jeremías cómo el rey Joaquim tuvo la ciega arrogancia de despreciar al límite las profecías de Jeremías, las quemó, se cumplieron al pie de la letra igual, y lo último que vio con la luz de sus ojos Joaquim fue el asesinato de sus hijos y después le arrancaron los ojos y a la cárcel por años.
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Las profecías de Dios se cumplen siempre.
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Ahora, si la Iglesia no vuelve a la Santa Tradición según los Mensajes de Nuestra Sra. de las Rosas y, si por lo tanto, no convierte al mundo para que se acabe el aborto y la homosexualidad, para que se viva según los 10 Mandamientos explicados por la Santa Tradición: LA PURIFICACIÓN MUY DOLOROSA PARA TODOS EN LA IGLESIA Y EL MUNDO.
Cardenales electores: tienen uds. una gran responsabilidad.