03 Jun

117. Lluvia misteriosa y 4 truenos, 1880 (MB. 14,460).

La noche del 9 de julio tuvo Don Bosco un sueño en el cual bajo el simbolismo de una lluvia misteriosa supo cosas que iban a suceder en el futuro. Lo narró así: Soñé que estaba reunido con un grupo de salesianos dándoles una conferencia. De pronto el Cielo se oscureció y se desencadenó una tempestad con rayos, truenos y relámpagos que producían miedo. Un trueno más fuerte que los otros hizo temblar la habitación en donde estábamos. El Padre Bonetti salió al balcón a observar y exclamó emocionado: – Miren, una lluvia de espinas.
Y en efecto caían espinas en tal cantidad, como gotas de agua en un aguacero.
Luego se oyó otro terrible trueno y la tempestad se calmó un poco. El Padre Bonetti salió otra vez al balcón y exclamó: – ¡Qué hermoso: una lluvia de capullos o botones de flores! Al estallar un tercer trueno apareció un poco de luz del sol entre las nubes, el Padre Bonetti salió al balcón y gritó: – ¡Está cayendo una lluvia de flores! Y en verdad el suelo y el techo de las casas quedaron cubiertos de bellísimas flores de variados colores.
Resonó un cuarto trueno y el Cielo quedó despejado y apareció brillante el sol. El Padre Bonetti exclamó lleno de alegría: – ¡Por fin ha terminado la tormenta! Y yo me desperté.
Explicaciones:Este sueño sucede en un tiempo en que el Padre Bonetti, salesiano, ha sido acusado con calumnias en Roma y corre peligro de recibir un injusto castigo.
Y en ese mismo tiempo hay alguien que desde un alto puesto están persiguiendo terriblemente a Don Bosco y a sus salesianos. El primer tueno anuncia que Don Bosco y su comunidad van a sufrir muchas contrariedades en los próximos meses (lluvia de espinas) y así sucedió. Don Bosco llegó a exclamar entristecido: “Ya no les falta a mis enemigos sino clavarme un cuchillo en el corazón”.
El segundo trueno en el cual las espinas son reemplazadas por capullos o botones de flores, se cumplió cuando el Papa León XIII tomó en sus propias manos la defensa de los salesianos y no dejó que condenaran injustamente al Padre Bonetti.
El tercer trueno cae una lluvia de flores, se cumplió varios meses después cuando muere repentinamente el más terrible enemigo de los salesianos y llega a Turín como Arzobispo el Cardenal Alimonda gran amigo y admirador de Don Bosco.
Y el cuarto trueno, lluvias de rosas y salida del sol y paz, se cumple cuando en Roma se enfermó gravemente de los nervios el que impedía que a la comunidad de Don Bosco se le concedieran los derechos que tienen las demás comunidades, y entonces el Santo consiguió que para su Congregación empezará una época de mucha paz.
Y estos cuatro acontecimientos sucedieron en sólo 4 años, de 1880 a 1884.
I.

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118. Banquete misterioso 1880 (MB. 14,472).
El 10 de agosto de 1880 dijo nuestro Santo: El 8 de agosto tuve el siguiente sueño: Soñé que estaba en un salón muy hermosamente iluminado y con unos cubiertos y manteles bellísimos y relucientes. Y allí ante unas hermosas mesas estaban sentados nuestros alumnos: los del presente y los que vendrán en el futuro.
118a 1. Los lirios: y vi que descendían del Cielo muchos ángeles trayendo hermosísimo lirios o azucenas en sus manos y se acercaban a varios jóvenes y daban a cada uno el lirio o azucena que traían. Los que recibían aquella flor se elevaban por los aires y se volvían tan hermosos que quizás sólo en el paraíso se logre ver gente con tan grande belleza.
Pregunté qué significaba aquello y me fue dicho: – Esos jóvenes son los que conservan aquella virtud que tanto hay que recomendar a la juventud: la santa pureza.
118b 2. Las rosas: Luego llegaron unos seres que parecían ángeles y empezaron a repartir rosas a varios de nuestros alumnos.
Los que recibían las rosas comenzaban a brillar con un bellísimo resplandor.
Pregunté qué significaba aquello y una voz me dijo: – Los que reciben la rosa y brillan con especial resplandor son los que tienen el corazón inflamado de amor de Dios.
118c 3. La cuerda floja: Vi luego en una gran oscuridad a unos jóvenes que tenían el rostro como brasas, los cuales estaban entre un barrizal y para salir de él se colgaban de una cuerda o lazo. Pero tan pronto empezaban a subir, la cuerda se aflojaba y volvían a caer entre el barro, y ellos quedaban llenos de fango.
Pregunté qué significaba aquello y me dijeron: – La cuerda es la confesión que puede hacer subir las personas hasta la santidad y hasta el Cielo. Pero esos jóvenes hacen mal su confesión. Se confiesan sin verdadero arrepentimiento y tristeza de haber ofendido a Dios y sin hacer serios y firmes propósitos de empezar a ser mejores. Por eso la cuerda cede y ellos vuelven otra vez al fango de sus antiguas faltas y no logran salir de allí.
118d 4. La serpiente: Vi luego a algunos jóvenes que tenían enroscada al cuello una terrible serpiente, lista a inyectarles su mortal veneno y a morderles la lengua. El rostro de esos jóvenes era tan horrible que causaba miedo.
Pregunté qué significaba esto, y una voz me dijo: – Esos son los que nunca se confiesan, o los que no se atreven a confesar ciertos pecados. Pobres: si se confesaran de todo, recobrarían la paz, pero si siguen callando sus pecados sin confesarlos, seguirán con el monstruo del remordimiento en su cabeza, y con el alma cargada de pecados y la conciencia llena de amargura, sin determinarse a echar fuera el veneno que llevan en su corazón.
Y la voz añadió: – Es necesario narrar a los jóvenes esto que has visto ahora.
Después de ver los tristes rostros de los que viven en pecado sentí la alegría de volver a ver el rostro resplandeciente de los que conservan la virtud de la pureza y de los que tienen su corazón lleno de amor de Dios y en ese momento se oyó un gran trueno y… me desperté.
Varias semanas después dijo Don Bosco: Cuando tuve este sueño creí que eran sólo imaginaciones mías. Pero después me he puesto a averiguar datos y he comprobado que lo que vi del alma de cada joven, en el sueño, era pura realidad.

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