142. El futuro de algunos salesianos, 1885 (MB. 17,333).
Otros avisos del Cielo.
En la noche del 1o. de diciembre de 1885 el seminarista Viglietti se despertó asustado al oír gritos que salían de la habitación de Don Bosco. Corrió hacia allá y encontró al Santo que decía: – ¡Ay de mí. Ay de mí! ¡Auxilio! ¡Auxilio! Viglietti le preguntó:- ¿Don Bosco, se siente mal? Y él, despertándose, le respondió: – Es que estaba casi ahogado por cosas que estaba soñando y que me fatigan.
Y al día siguiente mientras desayunaba narró cuál era la causa de sus gritos: – Durante cuatro noches he visto en sueños una larga fila de salesianos llevando cada uno un cartel con un número. En uno se leía 70, en otros 62, en otro 30. y cada salesiano iba y se sentaba sobre una tumba. Y allí pude ver muchos detalles acerca de la fecha y el sitio y las circunstancias de la muerte de cada uno. Yo asustado gritaba y esos gritos me dejaban los pulmones destrozados.
Nota: Muchos años después de la muerte del Santo, un salesiano escribió un libro titulado: “Cada día con Don Bosco”, y allí señala más de 40 casos de salesianos a quienes Don Bosco les dio datos misteriosos acerca del cuándo y el modo de su muerte.
Comparando los datos de sus Cartas Mortuorias con lo que ellos habían contado en vida que Don Bosco les había anunciado, se encuentra una precisión maravillosa. Es que sus sueños eran verdaderos anuncios del futuro.
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143. Las fieras con piel de cordero, 1885 (MB. 17,335)
El 1o. de diciembre vi en sueños un gran rebaño de corderos y ovejas que representaban a muchos que trabajaban en nuestra comunidad. Me acerqué para saludarlos pero me di cuenta de que esa piel de cordero era una especie de cobertura o disfraz que ocultaba a unos tigres, leones, perros rabiosos, cerdos, panteras y osos, y que cada uno tenía junto a sí a un monstruo infernal.
Un grupo de aquellos monstruos infernales estaba tramando un plan contra nuestra Congregación y decían: – ¡A los salesianos hay que acabarlos, hay que exterminarlos! En ese momento me vieron allí cerca y se lanzaron contra mí para destrozarme. Yo grite pidiendo auxilio y entonces el secretario Padre [¿Padre o seminarista?] Viglietti entró en mi habitación y me encontró sentado en la cama, muy angustiado y muy cansado.
Sobre ese grupo de disfrazados de corderos vi un letrero que decía: “Se han hecho semejantes a las bestias”.
(Y al decir estás últimas palabras, el Santo inclinó la cabeza y lloró). Su secretario el Padre Viglietti le dijo: – Padre amado: nosotros le seremos siempre fieles. No seremos fieras disfrazados de corderos.
Don Bosco añadió: – En estos sueños vi también que dos de los nuestros no celebrarán este año la Navidad en esta tierra. (Y en efecto, en ese diciembre murieron allí en la casa salesiana Antonio Guarino y Esteban Pisano).
– Ah, si yo pudiera ir a las casas salesianas y decirles a los que están en pecado: ¿Por qué no confesarse? ¿Por qué no hacer las paces con Dios? ¿Por qué no obtener el perdón de Nuestro Señor? Ah, si pudiera ir donde cada uno y decirle: ¡Rompa ese hielo que tiene para con Dios. Arregle las cuentas de su alma! En este sueño vi también a muchos que se harán religiosos, pero luego se retiraran porque amaran más al mundo que la santidad. Y vi quiénes sí cumplen los reglamentos de nuestra comunidad, y quienes no los cumplen.