146. El Viacrucis, 1886 (MB. 18,33).
Soñé que un personaje se me presentaba y me decía: – Predique a la gente acerca del Viacrucis.
Y me llevó a una plaza llena de gente y allí les hable acerca de las 14 estaciones del Santo Viacrucis, o camino hacia la cruz. Les explique cómo en el Viacrucis vamos recordando lo que le sucedió a Jesús durante las últimas horas de su vida terrenal (desde la oración en el Huerto el jueves Santo por la noche, hasta su sepultura el viernes Santo al atardecer).
Y soñé que al terminar de hablar aquellas gentes me pidieron que les explicara una por una las 14 estaciones del Viacrucis.
Yo les expliqué cómo Jesús que fue el primero en recorrer el Santo Viacrucis, nos propone también a nosotros que lo vayamos recorriendo, y lo dice con estas palabras: “Si alguno quiere ser mi discípulo, que se domine a sí mismo, tome cada día la cruz de sus sufrimientos y me siga”.
Los oyentes me pidieron que les explicara el Viacrucis con ejemplos. Entonces les fui explicando cómo en esta práctica piadosa se van recordando los sufrimientos que Jesús padeció en su pasión y muerte para salvarnos.
Le gente me pedía que repartiéramos Viacrucis impresos en libritos y yo me fui a buscar a unos sacerdotes salesianos para que me ayudaran en esta obra y mientras los buscaba afanosamente… me desperté.
Nota: La vida de San Juan Bosco en este año 1886 era un verdadero Viacrucis o camino hacia la cruz, pues su salud era terriblemente deficiente y sus preocupaciones y trabajos muy grandes. Pero nunca perdía su serenidad y amabilidad. Él sabía muy bien que cuanto más sufría en esta tierra, más semejante se hacía al Divino Redentor y más alto puesto se ganaba para el Cielo. Pero repetía frecuentemente: “Recordemos que lo que nos hace conseguir premios no son los sufrimientos, sino la paciencia con la cual soportamos los sufrimientos que nos llegan”.
Durante toda su vida recomendó a las gentes que le escuchaban, que rezaran el Santo Viacrucis, especialmente en Cuaresma (los 40 días anteriores a la Semana Santa) y en su devocionario llamado: “El joven instruido”, del cual editó más de dos millones de ejemplares, publicó un bello Viacrucis con gráficos y hermosas oraciones. Él personalmente hizo infinidad de veces el Viacrucis.
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147. Sueño con mamá Margarita en I Bechi (MB. 18,34).
El 1o. de marzo de 1886 nuestro Santo narró lo siguiente: Soñé que estaba en el campo donde nací, en I Bechi. Mi Madre Margarita con una vasija en la mano estaba junto a la fuente y sacaba agua sucia echándola en una vasija. Aquella fuente había dado siempre agua purísima y ahora daba agua turbia, y mi madre estaba por eso muy admirada y exclamó: “Ahora nos tocará pagar el agua que bebamos”.
– Explícales estas palabras a tus sacerdotes y verán que sí se van a cumplir.
Luego me llevó a un sitio elevado y me mostró los pequeños caseríos de alrededor, por ejemplo: Capriglio (el pueblo donde nació mamá Margarita) y Butigliera y me dijo: – ¿Por qué no fundar aquí alguna obra? ¿Es que estas gentes no valen tanto como las de Patagonia? – Sí mamá, pero es que yo quiero hacer el bien aquí y también allá en Patagonia.
– Bueno, si es así, estoy de acuerdo.
Y al ver que mi madre se iba a alejar… me desperté.
Más tarde las aguas que nacían en la fuente de I Bechi se hicieron impotables y hubo que instalar el acueducto oficial y pagar cada mes las aguas que allí se toman.
En la altura donde estaba la casa natal de San Juan Bosco se construyó 50 años más tarde, según el deseo de Mamá Margarita (expresado en este sueño) un gran Colegio Industrial para jóvenes de los alrededores. El Instituto Semeria, y allí pueden ir a estudiar los jóvenes de Capriglio, Butigliera y demás pueblos vecinos. Así se ha demostrado que los paisanos de Don Bosco son tan importantes para los educadores salesianos como los de la Patagonia y demás misiones.