25 Oct


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156. Acerca de la obligación de dar limosna, 1887 (MB. 18,361).

El 14 de junio de 1887 hablo así nuestro Santo: Hace unas noches soñé que se me aparecía la Santísima Virgen y me reprochaba por haberme callado últimamente acerca de la grave obligación de dar limosna. Y me dijo: – Mire, que aunque uno sea sacerdote puede perderse por pecados contra el sexto y séptimo mandamiento.
Y me insistió en que son muchos los que se pierden por no haber hecho buen uso de las riquezas, por hacer uso indebido de sus bienes, y no repartir lo suficiente a los pobres. Y añadió: – Si los que tienen bienes de fortuna repartieran entre huérfanos y pobres lo que no les resulta muy necesario, seria mucho mayor el número de los que lograrían salvarse. Pero desafortunadamente son muchos los que se guardan para ellos solos sus riquezas y esto será su perdición.
Nota: Desde hacia varios años venía Don Bosco hablando muy frecuentemente a los ricos y a todos los que tenían algunos bienes de fortuna, acerca del gravísimo deber que tiene todo cristiano de compartir sus bienes con los necesitados. Muchos lo criticaban por esto y hasta lo querían acusar ante las autoridades eclesiásticas por hablar tanto acerca de los graves peligros que les esperan a los que tienen bienes si no los comparten con los necesitados. El Santo repetía: “Si ahora no reparten voluntariamente sus bienes a los pobres, un día ellos vendrán con un puñal u otra arma en las manos y se los quitaran a la fuerza”.
Y se quejaba de que a muchos sacerdotes les da pena insistirle a la gente acerca de lo grave que es la obligación de dar limosnas, y limosnas proporcionadas a lo que cada uno tiene o gana. (No migajas que no se sienten. Que eso seria un engañarse uno a sí mismo. Si lo que se da a los demás no cuesta nada, eso no es dar, es sólo un engañarse. La limosna debe empobrecer en algo al que la regala).
Repetía y repetía que el recomendar a los otros que se dediquen a dar limosnas generosas es hacerles un gran favor, porque según dijo Tobías en la Santa Biblia: “La limosna borra multitud de pecados”.
Pero como lo criticaban tanto por enseñar esto, dispuso callarse últimamente. Y fue entonces cuando se le apareció la Santísima Virgen en persona a regañarlo por haberse callado y a recordarle que aunque uno sea sacerdote puede perderse si vive en pecado contra el sexto mandamiento o no reparte debidamente sus bienes a los pobres.
Después de este sueño el Santo llamó al Padre Bonetti, buen escritor, y le dijo: – Por favor, redacte un libro acerca de la grave necesidad y obligación que tiene todo buen cristiano de dar limosnas. Y repártanlo por todas partes.
El Padre Bonetti publicó ese libro al año siguiente, unos meses después de la muerte del Santo. El título del libro era: “Cómo ganarse el Cielo dando limosnas en la tierra”.
Es curioso que ésta es quizás la última aparición de la Santísima Virgen a Don Bosco, y la hizo para insistirle en un tema importantísimo para la salvación: Dar limosna.

Ayudar a los pobres con toda generosidad. No hacer mal uso de las riquezas.
Ahora existe un libro muy hermoso acerca de este tema (cuya lectura recomendamos como enormemente provechosa). Su título es: “Cómo hacerse rico para el Cielo, dando limosnas en la tierra”, por Sálesman. En ese bello libro está lo que San Juan Bosco enseñaba acerca de la grave obligación que cada uno tiene de dar limosnas según sus posibilidades, y además otros muchos ejemplos muy hermosos. No dejemos de leerlo, su lectura puede ser de gran provecho.

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157. Viaje en compañía del Padre Cafasso, 1887 (MB. 463) 


El 24 de octubre de 1887 dijo Don Bosco: Una de estás noches soñé que se me aparecía el Padre Cafasso, mi antiguo confesor y director espiritual, y que con él recorría todas las Casas que la Congregación Salesiana tiene en América, y vi las condiciones de cada casa, y el estado del alma de cada uno de sus salesianos.
Nota: San José Cafasso fue el generoso sacerdote que le costeo al pobre Juan Bosco la beca en el seminario para que pudiera terminar sus estudios sacerdotales. Después durante los primeros 19 años de apostolado de Don Bosco, fue San José Cafasso su confesor, su director espiritual, su generoso bienhechor y en muchos casos el único que lograba comprenderlo y que siempre sabia defenderlo. Nuestro Santo guardó siempre un gratísimo recuerdo del Padre Cafasso, y éste vino a hacerle una última visita apenas tres meses antes de la muerte de Don Bosco.

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