01 Sep

48. El foso y la serpiente, 1863
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El 13 de noviembre de 1863 hablo Don Bosco así: “Anoche tuve un sueño que les voy a contar.--
Soñé que me encontraba en el patio con todos los alumnos que se entretenían en saltar, correr y hacer deporte. Salimos al campo a dar un paseo. De pronto llegamos a un potrero y allí los jóvenes reanudaron sus juegos con gran entusiasmo.--
Descubrí luego, allí cerca, un enorme hoyo o pozo seco muy profundo. Me acerqué luego para examinarlo y para darme cuenta de que no hubiera allí ningún peligro para mis jóvenes, cuando vi en el fondo una horrible serpiente. Su grosor era mayor que el de un caballo, o mejor como el de un elefante y su enorme cuerpo estaba lleno de manchas amarillas.
Me aparté de allí con horror.--
Pero luego vi que un grupo de jóvenes se dedicaba a saltar por encima de aquel hoyo espantoso. Algunos eran tan pequeños y tan ágiles que lo saltaban y llegaban al otro lado sin ningún peligro. Pero otros de más edad y con el cuerpo más pesado, alcanzaban menor altura e iban a caer en la orilla del foso; y entonces la serpiente abría su espantosa boca y los mordía en los pies, o en una pierna o en el resto del cuerpo.--
Y sin embargo, muchos imprudentes seguían saltando por encima del foso, y casi nunca quedaban sin recibir alguna grave herida.
Entonces un joven me dijo, señalando a un compañero: – Mira, éste saltará una vez y lo hará mal. Saltará una segunda vez y quedará allá.--
Yo sentía lástima al ver a tantos heridos, unos llagados en los pies, otros en los brazos, y muchos con el corazón desgarrado. Yo les iba preguntando: – ¿Pero por qué exponerse al peligro saltando sobre el foso? – Es que no imaginábamos que nos iba a suceder eso – me respondían – No imaginábamos que nos iban a llegar estos males.
Pero hubo uno que me llenó totalmente de tristeza, era el que me había señalado el joven. Saltó de nuevo y cayó dentro del hondo pozo. Después de unos instantes el monstruo lo lanzó hacia fuera y estaba negro como un carbón, pero aun no estaba muerto y seguía hablando. Los que estábamos allí lo contemplábamos espantados.
Explicación: Don Bosco les insistió en aquella frase del Libro de los Proverbios: “El que se expone al peligro, en él perece”. Y les recomendó tener mucho cuidado con las amistades peligrosas y con las lecturas impuras y con las ocasiones de pecar. Les repitió la frase del libro Imitación de Cristo: “En llegando la ocasión, y en agradándote, caerás”. Y aquella otra frase de San Bernardo: “En castidad triunfan los cobardes, los que huyen del peligro y de la ocasión, porque si nos exponemos al peligro, nuestras emociones pueden llegar a ser tan violentas que sean más fuertes que la voluntad y nos hagan caer en pecado”.--
Al explicarles lo de aquel que quedó negro como un carbón les recordó que no estaba todavía muerto. Que representaba a los que están en pecado mortal pero que con la confesión y la penitencia se puede recobrar otra vez la vida de la gracia.--
Las heridas que se reciben pueden ser los pecados veniales que se cometen por exponerse a las ocasiones de pecar. El caer en el foso y ser víctima del monstruo, significa el caer en pecado mortal.

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49. Los cuervos y los jóvenes, 1864
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En 14 de abril de 1864, hablo Don Bosco de la siguiente manera a sus muchachos: “La noche del 3 de abril soñé que estaba en el balcón mirando a los alumnos que jugaban en el patio, cuando de pronto apareció una gran cantidad de cuervos que se lanzaron contra los jóvenes para picotearlos. La escena que se ofreció a mi vista fue aterradora: a unos le picaban la lengua y se la hacían mil pedazos; a otro le daban picotazos en la frente y a aquel le desgarraban el corazón. Y lo más grave es que ninguno gritaba, ni se quejaba.--
Permanecían indiferentes, como insensibles, sin intentar siquiera defenderse. Y yo pensaba: – ¿Posible que éstos se dejen herir sin lanzar siquiera un grito de dolor? Pero al rato sentí un clamor general, y después vi a los heridos que comenzaban a agitarse, que gritaban, se quejaban y se separaban los unos a los otros. Y me puse a pensar qué significaría todo aquello. Yo observaba atentamente a todos los heridos.--
Y de pronto apareció un personaje con un vasito lleno de bálsamo o aceite bendito en una mano y se dedicó a curar las heridas de los jóvenes, las cuales apenas les aplicaban el aceite bendito quedaban curadas. Hubo sin embargo varios heridos que no quisieron acercarse a que les curaran sus heridas y no fueron curados. Esto me preocupó mucho y me propuse anotar sus nombres en un papel, pero apenas me disponía a escribir, se oyó un ruido y me desperté.--
Hice un esfuerzo por retener en la memoria los nombres de los heridos y de los que no quisieron ir a que los curaran.
Trataré de hablar con ellos y procuraré convencerlos para que obtengan ser curados de sus heridas.--
Explicación: Don Bosco le daba mucha importancia a la confesión, a la Sagrada Comunión y a la penitencia. Probablemente le fue dado este mensaje para tratar de convencer a sus discípulos que no se quedaran sin ser curados de las heridas que en el alma deja el pecado, sino que por medio del arrepentimiento, del buen propósito, de la confesión, de la penitencia y de la comunión, obtuvieran la sanción espiritual En la Santa Biblia el aceite es señalado como remedio para curar heridas. El bálsamo es un aceite de oliva, mezclado con otras esencias vegetales.--
Los que al principio permanecen indiferentes y no se quejan pero luego empiezan a gritar y a desanimarse son los que en el momento del pecado no sienten remordimiento para cometerlo, pero después quedan con una muy profunda tristeza en el alma por haber cometido la maldad, y haber ofendido a Nuestro Señor.
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