31 Jul

132. Los jóvenes y la niebla 1884 (MB. 17,180).

Soñé que me encontraba en la puerta del colegio rodeado de un grupo de discípulos y amigos a los cuales los rodeaba una intensa niebla. Se esforzaban por no ser reconocidos, pero logré observarlos muy de cerca y noté que al lado del corazón llevaban en la piel una mancha en forma de un tumor que exhalaba asquerosos olores. El tumor tenía tres colores: rojo, negro y amarillo.
La niebla era más intensa alrededor de la cabeza y a duras penas lograba leer unos letreros que estaban allí escritos al revés.
Me desperté y hacia todo lo posible por olvidar aquellas desagradables imágenes, pero todo era inútil pues esas figuras tan repugnantes volvían a aparecer delante de mis ojos. Entonces me levanté y escribí los nombres de todos los que vi allí entre esa niebla tan intensa.
Nota: Lo narró Don Bosco en 1884 en los Ejercicios Espirituales de Valsalice. Otras circunstancias y demás cosas que vio durante el sueño las fue diciendo a cada uno de los interesados en particular cuando los llamaba para informarles cómo los había visto en el sueño.

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133. Una visita al Papa León XIII, 1884 (MB. 17,239).

La noche del 9 de octubre (1884) soñé que viajaba en tren hacia Roma y que al llegar a esa ciudad me dirigía directamente hacia el Vaticano. Iba pensando que me iba a resultar muy difícil hablar con el Santo Padre porque seguramente alguno de sus camareros me iba a poner muchas dificultades para impedir la audiencia. Sin embargo me presenté a ese Monseñor el cual se mostró amabilísimo conmigo. Y al decirle que necesitaba una audiencia con el Santo Padre me dijo que ya que se trataba de temas de mucha importancia iba a hacer una excepción, y sin más me hizo entrar a hablar con el Sumo Pontífice.
Y soñé que había estado charlando con el Papa como unas dos horas y que él me decía: – Tengan cuidado con los que piden entrar a su Congregación. Es necesario que sean: 1o. de carácter obediente, dócil. 2o. que tengan espíritu de sacrificio: que no estén demasiado apegados a su familia, a sus amigos, a su tierra natal, y que sean capaces de durar bastante tiempo sin ir a su tierra. 3o. que sean de moralidad segura, seguros en castidad.
Este fue el tema principal que él me explicó durante la audiencia. Al terminar de hablar con el Padre Santo salí del Vaticano, subí al tren y me dirigí a Turín y cuando ya iba a llegar a esta ciudad… me desperté.
Nota: Al día siguiente, 10 de octubre, llegó el Cardenal Alimonda a decirle a Don Bosco que el Papa León XIII le enviaba un mensaje personal en el cual le pedía que nombrara a un sacerdote que lo reemplazara en caso de muerte. (Don Bosco estaba muy débil y achacoso). El Santo reunió al Consejo Superior de su comunidad y comunicó la determinación de que su reemplazo fuera el Padre Rúa, su más fiel y cualificado colaborador. Todos estuvieron totalmente de acuerdo con este nombramiento y al Santo Padre le pareció excelente y lo aprobó.

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